martes, 22 de septiembre de 2009

La mujer detrás de la pantalla grande

Actualmente el género femenino ocupa un papel preponderante y significativo en el mundo del cine, y esto es un claro reflejo del cambio de mentalidad de las diferentes épocas y el esfuerzo de éstas por mantenerse vigentes.

Muchos autores coinciden en que el cine fue concebido para ser hecho únicamente por hombres. Años atrás, en la década del ’50 más específicamente, el cine era considerado como un encuentro social donde los hombres hablaban de las mujeres y por las mujeres. Pero ya con la llegada de los ’80, el papel de la mujer se hace más frecuente en este ámbito y comienzan a aparecer detrás de cámara y no adelante como bien estábamos acostumbrados. Al mismo tiempo que aportaron una visión y una perspectiva diferente a la de los hombres y que hasta el momento no había sido abordada. De esta manera comienzan a ocupar un papel central en la pantalla grande.

Durante muchas décadas, la mujer estuvo relegada a papeles secundarios y tradicionales de novia, esposa, madre o hija de los protagonistas masculinos, como así también las contrafiguras negativas de “la prostituta” o “la mujer malvada”. Esto hizo que la propia sociedad estableciera su estereotipo de mujer como por ejemplo:
• La mujer malvada: Es la representación de la mujer estereotipada como la malvada y la seductora versus la inocente, es reflejada en la representación de la mujer vampiresa en diversas películas. Metrópolis (1926), por ejemplo.



• La mujer que cumple su función social: El rol de la mujer y la construcción de su representación de mujer en la sociedad (mujer heterosexual, virgen, esposa y madre).
• La mujer, objeto de deseo o la mujer fetiche: El “objeto de deseo” que soporta la mirada del hombre (como en La ventana indiscreta, de Hitchcock en 1958).



• La mujer que busca al príncipe azul: Es Blancanieves y tantas otras. El final de la chica suele ser el éxito o el fracaso cuando sufre el engaño del hombre.
• La mujer heroína: Que disputa las heroicidades del hombre, como Angelina Jolie una de las últimas heroínas del cine actual.


Pero todo esto cambió con la inserción definitiva de la mujer en el ámbito cinematográfico.

Sin duda, las escuelas de cine democratizaron el acceso y permitieron la inserción de muchas mujeres en todas las áreas de la producción cinematográfica. A su vez también, contribuyeron a otorgar una perspectiva diferente a la cinematografía de esos momentos y dejar atrás el estereotipo de mujer que las películas de la época habían instalado en la sociedad. Aunque sus películas eran consideradas “feministas” y no lograban tener el mismo éxito que aquellas que eran dirigidas por hombres.

Un primer rubro importante en que aparecen las mujeres es el de la producción. Este rubro, que actualmente designa en el sistema de producción cinematográfico a quien pone el dinero, o a quien aporta o consigue elementos materiales indispensables para la realización (por ejemplo, estudios de filmación, cámaras, etc), en el pasado tenía una función mixta relacionada también a cuestiones artísticas.

Entre los nombres que figuran en la época están los de Lina C. de Machinandiarena, quien fue productora de películas significativas de la cinematografía como Los isleros (1950). También está el de Paulina Singerman, estrella cinematográfica y teatral y creadora de un estilo de “pobre niña rica” que la llevó a protagonizar comedias brillantes en las que los problemas de clase eran resueltos con conciliaciones amorosas. También comienzan a destacarse las primeras mujeres escritoras de la época, tales como Nini Marshall, Nené Cascallares y Olga Casares Pearson, todas adaptando diversos estilos que iban desde el melodrama hasta la comedia.




Una de las primeras mujeres directoras fue la parisina Alice Guy-Blaché, quien empezó a relacionarse con el cine en el año 1894 y actualmente es considerada la fundadora del cine como narración cultural y la autora de la primera película narrativa de la historia. Además, llegó a competir en Hollywood, como productora y directora independiente innovando al implementar el color en sus películas, los efectos especiales, las técnicas de retoque, la cámara lenta y rápida y el movimiento hacia atrás. Dirigió, produjo y supervisó más de 600 películas reconocidas en todo el mundo entre las que se destacan El hada de los repollos (La Fee aux Choux) y Un tonto y su dinero.



En relación a nuestro país, fue Alicia Míguez Saavedra quien dio los primeros pasos como directora y fue tanto intérprete (en El último piso, 1942) como asistente de realización, en dos películas: Turbión, 1938 y El honorable inquilino. Esto, como otros tantos aportes de la mujer en el ámbito cultural y laboral, contribuyeron a que el rol de los personajes de sexo femenino en el cine y en la sociedad dejara de estar naturalizado y estereotipado como solía ocurrir tiempo atrás.

Actualmente, nuestro país cuenta con la Asociación Cultural “La mujer y el cine”, fundada en 1988 por Maria Luisa Bemberg, Lita Stantic, Sara Facio, Beatriz Villalba Welsh, Susana Lopez Merino, Gabriela Massuh y Marta Bianchi y que tiene como objetivo principal, estimular a las mujeres a ejercer roles de liderazgo en el cine, y difundir una producción creativa que no siempre cuenta con el apoyo de los circuitos de distribución y exhibición, para ponerla en contacto con el público, sin distinción alguna de género.

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