martes, 10 de noviembre de 2009

La Iglesia vs la adopción por parte de parejas homosexuales

Este tema ha tenido el privilegio de ser una de las discusiones más frecuentes en los últimos tiempos. Surgen muchos interrogantes a la hora de pensar en la situación de un niño al ser adoptado por una pareja compuesta por personas del mismo sexo.

Las discusiones y confrontaciones sobre dicho tema se generan desde dos bandos. Por un lado está la iglesia – quienes se oponen – y por el otro, las parejas homosexuales obviamente a favor-.

El Padre Osvaldo – Sacerdote de la Cuasi Parroquia de Maximiliano Kolbe- nos explicó que si bien la iglesia valora y respeta las elecciones sexuales de cada individuo, se opone a estas adopciones, tomando en cuenta las creencias religiosas, hay un orden natural y un ámbito que la sagrada institución quiere mantener para que los niños crezcan y se desarrollen.

Osvaldo además de ser sacerdote, es psicólogo y nos presenta una postura dividida: por un lado ya está comprobado que los niños que son criados en los orfanatos tienen serias dificultades para desarrollar su personalidad, lo cual los condicionará por el resto de su vida. Por el otro lado, aún no hay garantías de cómo puede reaccionar la mente infantil al tener una figura paterna o materna duplicada, lo cual colocaría a la adopción homosexual como un experimento en el que, si no ocurre lo óptimo y deseado, se desperdiciarían generaciones de chicos.

Según Osvaldo, la postura de la iglesia se puede resumir en que “para satisfacer el deseo de unos adultos, no se puede poner en juego la vida de un chico”.

En el otro frente de batalla tenemos a Emiliano, quien asegura haber descubierto su homosexualidad a los 14 años y, en la actualidad, tiene deseos de ser padre.

Él nos contó que “yo me siento en condiciones de tener un hijo, soy una persona normal, no sufro ninguna enfermedad extraña. Tengo un trabajo estable, tengo un hogar, tengo una pareja con la que cada día reafirmamos nuestro amor, y no siento diferencias con una unión formada por heterosexuales”.

Emiliano opina que “la adopción tendría que ser permitida en todo el mundo para evitar futuras discriminaciones. Si se convierte en algo generalizado, los niños mismos lo verán como algo normal. En cambio si se va dando poco a poco y en lugares muy distantes, las primeras generaciones de niños con papás gays sufrirán discriminaciones y burlas durante su infancia”.

Una vez presentadas ambas posturas, podemos observar que la iglesia se opone simplemente porque las sagradas escrituras pregonan una familia tipo que debe estar conformada por un hombre y una mujer y, como fruto de esta unión, un hijo. Mientras que por el otro bando, las parejas homosexuales se sienten capaces de adoptar y ser responsables de un niño ya que presentan todos los requerimientos necesarios para criarlo: un hogar, un empleo, la unión de dos personas y, sobre todo, mucho amor para ofrecer.

La nueva visión que adquirió la sociedad moderna, permitió a los gays y a las lesbianas mostrarse tal cual son, sin la necesidad de tener que ocultarse. Poco a poco las personas van abriendo sus mentes y aceptando lo que un tiempo atrás era considerado como pecaminoso y censurable.

Uruguay se convirtió en el primer país latinoamericano en permitir la adopción en parejas del mismo sexo, sumándose a Holanda (el pionero en el año 2001), Dinamarca, Noruega, España, Inglaterra, Gales, algunos estados de Estados Unidos y de Australia entre otros tantos.

Si bien ambas partes exponen argumentos lo suficientemente sólidos como para seguir debatiendo por siglos, no hay que olvidarse que lo importante aquí es no dañar a los niños y, de una forma u otra poder, garantizarles un hogar feliz y una niñez llena de amor y cariño, ya sea con una familia heterosexual como con una homosexual.

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