martes, 10 de noviembre de 2009

¿Medida acertada o inoperancia dirigencial?

Luego de la decisión de limitar la concurrencia de público visitante a los estadios, el debate sigue girando en torno a la eficiencia de la disposición.

La pasión que sienten muchas personas por el fútbol es seguramente lo que hace que un partido de la primera división de nuestro país sea un espectáculo inigualable para argentinos y extranjeros.
Cuando un europeo o un asiático está de visita en Argentina, no resulta extraño que quiera concurrir a un estadio para observar algún encuentro y apreciar el gran marco que se genera alrededor, y más si se trata de un clásico entre dos de los equipos denominados grandes, donde el espectáculo es aún más impactante por la cantidad de público que concurre.
Pero de un tiempo a esta parte los fanáticos del deporte más popular del mundo se han visto privados, en muchos casos, de vivir lo que en la jerga futbolística se denomina folklore. Es que en junio del 2007 el presidente de la Asociación de Fútbol Argentino, Julio Grondona, en conjunto con las autoridades del Comité Provincial de Seguridad Deportiva, determinaron que los encuentros correspondientes a las categorías de ascenso regidas por esta organización se disputen solamente con público del club local y que en los partidos de Primera División, se reduzca en un 50 % la cantidad de hinchas visitantes.
La medida fue tomada luego de la muerte del hincha de Tigre Marcelo Cejas, quien fue asesinado por barras de Nueva Chicago luego del partido de promoción de Primera División que significó el ascenso del equipo de zona norte a la máxima categoría de nuestro fútbol.
Desde la AFA defienden esta disposición argumentando que, por ahora, es la única manera de erradicar la violencia en los estadios de fútbol. "Si vamos a jugar al fútbol cuando todo esté bien, no jugamos nunca más. Por eso exploramos otros caminos y creemos que esta es la mejor decisión para el momento de caos social en el que estamos sumergidos, y no podemos pedir que el fútbol no sea parte de ello", sostuvo el secretario general de la AFA, José Luis Meiszner, en un claro mensaje de resignación ante los delitos que se cometen domingo tras domingo.
Por su parte, los hinchas de fútbol, y principalmente los de equipos que disputan los torneos de ascenso, se muestran totalmente en contra de la medida porque creen que se encuentran inhabilitados para seguir al club de sus amores por incapacidades dirigenciales. “No puede ser que en un país democrático no podamos entrar libremente a una cancha para alentar a nuestros equipos. Lo que pasa acá es que las autoridades no se quieren hacer cargo de su inoperancia y taparla con esta medida. Este es un tema que va mas allá de la camiseta que defienda cada uno. Por eso estamos acá todos juntos para hacer valer nuestros derechos”, afirmó un simpatizante de Platense en una protesta contra la medida en las oficinas que tiene la AFA en la calle Viamonte.
Acertada o no, la realidad indica que esta disposición limita e impide que los estadios luzcan llenos y que la gente disfrute de todo el color de algo tan simple e impactante como un partido de fútbol, pero no logra erradicar la violencia del mismo, algo que esta altura parece muy lejano si consideramos el desorden social en el que nos encontramos inmersos.

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